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Enviado por José Fernando el 04.06.06/10:58

Como pensaba, el artículo que propuse leer, nos hace voler a empezar. Porque, como muy bien indica Javier, NOS miramos demasiado nuestro ombligo, y esto que NOS hacen creer como avance hacia esa igualdad, no es más que un engaño que NOS reconforta a "todos" (la minoría). Y, quizá lo más perverso, engaña a los OTROS, a los que también se les hace creer en el falso bienestar de nuestro mundo, y los convierte en esclavos de nuestro ombligo (inmigrantes, trabajadores con sueldos miserables, niños que cosen balones, ...).
A ese ombligo lo compararía con un remolino, te arrastra hacia su vórtice, donde de repente, si no te destruye, todo se convierte en esa engañosa tranquilidad. Aunque la verdadera tranquilidad puede que se encuentre lejos del remolino, cuanto más lejos mejor, pero salir del remolino, si no es imposible, es muy dificil y peligroso.
¿Son buenos o malos los "remolinos"?. Creo (quizá por estar dentro del engaño) que ni lo uno ni lo otro, los remolimos siempre han estado presentes en este mundo. Aparecen y se desvanecen, pero siempre ha vuelto a aparecer otro.
Esta vez nos ha tocado a nosotros estar en el centro, pues disfrutémoslo por lo que pueda pasar en ese futuro que nos gusta inventar. De modo que, a leer libros de papel o eléctronicos, a divertirse con la informática, y a los que tengan yate que liguen mucho este verano.
Lamentarse de las "grandes injusticias" no suele ser práctico. Pienso que es mejor intentar arreglar las pequeñas, las que sí estan en nuestras manos, y como educadores son muchísimas las que podemos "parchear".
He hablado de un remolino, pero si lo miramos un poco más de cerca se parece a esto: Fractal de Mandelbort.
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