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Me han robado un diseño
Internet se va pareciendo cada vez más al metro: hay muchísima gente que se apresura de un lado a otro, sin fijarse por dónde va y, cuando menos te lo esperas, te han birlado la cartera, o el móvil, o los calzoncillos. A mí me ha pasado esto en internet con demasiada frecuencia. Ya me han robado varias veces unos generadores de WebQuests y de Cazas del Tesoro que hice con Paco en su Aula21. También me sustrajeron parte de mi curso de páginas web. Y ahora me han robado uno de mis cotizadísimos diseños: el de la página web de mi instituto. ¿Quién se ha atrevido a ello? El autor de esta página*, que tiene a bien regalar diseños ajenos como plantillas. La prueba de su hurto se puede ver si se compara el diseño principal de sus plantillas* con mi diseño de la página de mi instituto. Pero es que, además, también me ha robado la hoja de estilos y, por si fuera poco, ha dejado intactos los comentarios que hago en el código fuente de mi página. Para colmo, lo distribuye todo con licencia de Creative Commons.
Una de las características que tiene este tipo de ladrones es que nunca se preocupan por disimular el robo. En todas las chorizadas que me han hecho, han dejado el original casi intacto. Y es que los cacos ya no son como antes. Sherlock Holmes se moriría de hambre en nuestros tiempos, porque la deducción ha pasado a mejor vida por falta de uso. Ya nadie disimula sus fechorías; lo vemos a diario en los informativos. La discreción ha durado hasta el siglo XX, hasta la muerte de Sherlock Holmes.
Uno se podría sentir halagado, en cierto modo, al ver que sus diseños y aplicaciones son tan codiciados (Ángel, cuéntaselo a tu jefa, para que vea lo mucho que gustan mis diseños sosos), pero lo que me preocupa es que en Internet todo vale, porque se piensa que nadie se va a dar cuenta de cosas como éstas. Además, mucha gente cree que la autoría de una obra ya no tiene sentido, porque ahora todo es libre en la Red. Pero el que piensa eso no sabe que una cosa es que no se cobre por usar, disfrutar o modificar una obra, y otra muy distinta es ningunear u ocultar al autor. Las obras son realizadas por autores a quienes hay que pedir permiso para utilizar sus creaciones y a quienes hay que hacer referencia en las obras utilizadas o modificadas; eso es lo mínimo.
*He quitado los enlaces a la página a la que aquí me refiero porque su autor se ha disculpado sinceramente en el comentario 5 de este artículo. Acepto sus disculpas y valoro positivamente el hecho de que asuma su responsabilidad aquí en mi bitácora. No me gusta juzgar a nadie, y en este caso el responsable se ha juzgado a sí mismo, como debe ser.
Por Alejandro Valero en Diseño web el 22.05.05 con 8 comentarios
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