Linux se defiende solo

Iconos en Linux

En la mayoría de los artículos de mi bitácora hago referencia, más o menos directa, al software libre o de código abierto, y en algunos he escrito en concreto sobre Linux, el sistema operativo que utilizo. Me ha extrañado todo este tiempo que casi nadie haya criticado nada al respecto, y a veces lo he achacado al posible poco interés que el tema despierta. Por eso, ya era hora de que alguien tuviera el detalle de escribir algún comentario muy crítico sobre Linux en mi bitácora, porque me da la oportunidad de profundizar en este asunto y de rebatir algunas acusaciones que circulan por todo el orbe en forma de mitos contra Linux. Agradezco, por tanto, a este amigo sus críticas negativas, pues en la dialéctica se funda el conocimiento. Sólo echo de menos que no haya dejado su nombre.

Antes de entrar en materia, tengo que decir que el tono general de la crítica, que denota un estado de ánimo un tanto cabreado, aunque siempre correcto de formas, me recuerda a los cabreos que yo mismo he tenido, y supongo que muchos de vosotros, durante mi matrimonio con Windows. Es posible que Juan Uno, seudónimo del autor de estos comentarios, no se acuerde de las trastadas que seguro que le ha hecho Windows constantemente, pues resulta que si por algo es conocido Windows es por sus constantes cuelgues, por sus continuas infecciones víricas, por sus incontables parches, por sus interminables abusos de los recursos del sistema, por sus, en definitiva, inacabables debilidades. Y eso que los ordenadores están hechos a su imagen y semejanza; y eso que te dan Windows instalado cuando te compras un ordenador. Pero ¿cuántas veces hemos tenido que reinstalarlo, después de haber perdido todos los archivos más útiles y personales?

Yo francamente (me da vergüenza decirlo) no he tenido ninguno de esos problemas con Linux, y soy un inexperto con poquísima idea de hardware. Todos esos follones que cuenta Juan que ha tenido con su instalación de Linux no los he tenido jamás en el añito y medio que llevo utilizando Linux, y me he instalado varias distribuciones en ordenadores variados para probarlas y conocerlas, y siempre las he instalado a la primera (palabra), incluso teniendo que hacer particiones. Además, la prueba de que Windows es un abusón es que nunca se podría instalar la versión XP en un ordenador antiguo, pero en un Pentium II he instalado la última versión de Madriva y funciona de maravilla. La única pega de Linux en este aspecto es que a veces no reconoce algunos controladores porque los fabricantes no los han hecho para Linux, pero esto cada vez ocurre menos, y las recientes distribuciones suelen reconocer todo el hardware, a veces (y eso me ha pasado a mí) mejor que Windows. Y cuando he tenido algún problema de hardware, me ha bastado escribir un mensaje en un foro de Linux, y al cabo de dos horas me lo han solucionado gente anónima con todo tipo de detalles. Esto para mí es un lujo.

OpenOffice

Respecto a los programas de GNU/Linux, hay que decir, para empezar, no sólo que no hay que comprárselos (que ya es bastante), sino que vienen cientos de ellos en los discos de la instalación, y sólo tienes que darle a un botón para tenerlos instalados al instante. Y como Linux tiene varios escritorios visuales (con ventanitas e iconos, como en Windows), puedes elegir el que más te plazca para utilizar cómodamente los programas que quieras. Juan se queja de que los programas de ofimática no son compatibles totalmente con los de MS Office, y eso es así porque los programas de Windows son de código cerrado y por tanto no permite que nadie los vea para que no hagan ningún programa compatible. A pesar de ello, esta compatibilidad es prácticamente del 99%, y si tienes algún dibujito cambiado de posición, pues no te cuesta nada darle un empujoncito, y ya está. Pero al menos Linux permite esa compatibilidad, y a Windows no le da la gana hacerlo. En Linux puedes acceder a los archivos de Windows y utilizarlos sin problemas (yo lo hago constantemente), pero Windows es exclusivo. Además, lo más cómodo es tener archivos de OpenOffice desde el principio, y luego los exportas a documentos de MS Office cuando sea necesario y te dejas de problemas. Porque una ventaja de los archivos de OpenOffice es que están en el formato estándar XML, y por tanto tienen una compatibilidad mucho más amplia que los documentos de MS Office.

En cuanto a que los programas de Linux son más difíciles que los de Windows, lo dice Juan porque está acostumbrado a los de Windows, claro. Es como si nosotros dijéramos que el idioma inglés es más difícil que el español, pero los ingleses dirían que el difícil es el español, lógicamente. Sin embargo, ahora la mayoría de los programas más populares son muy parecidos. El curso pasado hice una prueba con mis alumnos; les enseñé a manejar Word para que escribieran un documento con estilos, columnas, imágenes, numeración de página y encabezamientos. Después les dije que lo hicieran con el Writer de OpenOffice, y apenas tuve que ayudarles para que lo hicieran igual. Y lo mismo ocurrió con ambos programas de presentaciones. Es decir, las aplicaciones que utiliza el noventa por ciento de la gente, las tienes en Linux y son fáciles de usar. Por eso defiendo el uso de Linux en la escuela. Los diseñadores gráficos eligen el sistema Mac de Apple para trabajar, porque está más preparado para ello. Los aficionados a los vídeojuegos eligen Windows, y me parece bien. Los empresarios prefieren Windows, pues estupendo. Pero la enseñanza, y también la Administración (otro tema importante), son los ámbitos más apropiados de momento para Linux. Además, yo abogo por el uso de ambos sistemas operativos en la enseñanza y en igualdad de condiciones, porque de todo hay que conocer.

Yo supongo que Juan, por lo que dice, es un profesor de alguna de las comunidades españolas que han implantado el uso obligatorio de Linux en toda la enseñanza así, de sopetón y sin planificación ninguna. En esas críticas le doy toda la razón, porque no se puede empezar la casa por el tejado, y hay que hacer las cosas poco a poco. Pero en el ámbito educativo en el que yo también me muevo no se puede ocultar una parte importante y floreciente de la realidad, como tampoco se puede enseñar Historia de España sin estudiar la Guerra Civil (a muchos nos ha pasado esto cuando éramos estudiantes). Me da igual que Linux lo use un escaso tanto por ciento de la población; precisamente muchos defendemos su utilización por ese motivo, porque si se utilizara mucho, no haría falta fomentarlo. Tampoco se usa mucho la democracia en el mundo, y sin embargo nos gustaría que todos los países fueran democráticos. Además, todos sabemos por qué Windows impera en la Tierra, entre otras cosas porque casi siempre te lo dan instalado cuando compras un ordenador, y no te preguntan qué sistema operativo quieres: lo tomas o lo dejas. ¡Así cualquiera! Eso no tiene ningún mérito.

Pero no sé qué hago yo aquí defendiendo a Linux cuando él se defiende solo. El que quiera que lo use, y el que no, que siga pegado a Windows, y santas pascuas. Yo no tengo comisión en esto. Simplemente, y parafraseando a John Lennon: “Give Linux a chance”. Probadlo, y si os gusta, adelante. Naturalmente, tendréis problemas, como los hay en Windows, porque nada es perfecto. Pero si no lo probáis, os perderéis una nueva experiencia, para mí muy gratificante.

Enlace de interés:

Texto de Alejandro Valero - 24.08.05

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