Divórciate de Windows

Windows y Linux

Los veranos son una buena época para divorciarse, o al menos así lo indican las estadísticas. Ahora además tenemos en España la nueva ley de divorcios rápidos, y por tanto ya no hay excusas para dilatar la espera. Si llevas muchos años soportando a Windows como pareja sin que esa unión te haya aportado nada interesante, ¿por qué no te atreves a enfrentarte a la realidad? Quizá tengas miedo a lo desconocido, o quizá te cueste dar el paso final, el que te libere de la carga. Pero también sabes que hay un mundo por descubrir, y lo tienes a tu alcance. Sabes que se llama Linux, y te atrae vertiginosamente, porque te han hablado maravillas de sus cualidades. Si no quieres romper con el pasado sin haber probado antes el futuro, echa una cana al aire y entrégate un rato a Linux para comprobar su robustez y su estabilidad, a la vez que su ligereza y su soltura. Sólo entonces sabrás lo que te has perdido durante tantos años de aburrimiento y masoquismo.

Antes tengo que decirte, para que no te hagas falsas ilusiones, que Linux como tal no existe. Es decir, Linux no es un ente único y dominador como Windows, no es la sólida representación del poder establecido en tu escritorio o en tu cama, no es el rostro inmutable de la Realidad única y verdadera. No, Linux es GNU/Linux, una realidad diversa que se concreta en multitud de sabores y distribuciones, donde tienes para elegir la que más se ajuste a tu profesión, a tu personalidad o a tus deseos. En Linux todo está abierto para que veas su interior y decidas si te convence; no como en Windows, donde reina el sentido del ocultamiento y la desconfianza. Además, en ese nuevo mundo todos participamos en una inmensa comunidad de conocimientos, y compartimos las herramientas de trabajo. No es, sin embargo, el paraíso en la tierra, pero resulta más humano que Windows.

Como ves, son dos mundos opuestos, dos formas distintas de entender la vida. Tú ahora te aferras a la supuesta seguridad que te dan unos años de irregular convivencia con un ser que no te da libertad ni alegría. Pero yo, que he probado este nuevo placer, te aseguro que el paso de ese mundo estancado en el que vives a este mundo prometedor en el que me encuentro es más sencillo de lo que parece. Yo también forjé unas falsas esperanzas con Windows, pero probé Linux y me di cuenta de la mentira en que vivía. Pensé entonces que me costaría un gran esfuerzo liberarme del yugo, pero todo fue sencillo y gratificante, como quien se libera de una opresión más ficticia que real, creada por nuestros temores. Ahora nuestra relación es fructífera y profunda. Por eso, me entristece ver que estás sin ánimo y sin perspectivas. No creas que con Windows vas a poder salir de ese estancamiento en que te encuentras, por más que a veces lo intentes y te lo creas, porque eso es falsear las cosas. Si verdaderamente quieres saborear una libertad real, deja el pasado oscuro y entrégate a Linux con todas sus buenas consecuencias. No te vas a arrepentir, y el futuro te dará la razón.

Texto de Alejandro Valero - 14.07.05

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