Las bitácoras son (también) para el verano

Pelota de verano

Esto de las bitácoras es un vicio sano; si le coges el gustillo, ya no puedes soltar tu blog, porque, aunque no escribas mucho en él, siempre es bueno expresarse en público y que te lean tus cuatro amigos. Los profes que estamos en esto tenemos, además, nuestro Planeta educativo, que nos mantiene en contacto incluso en estos días de verano. Os mando un saludo a todos los planeteros. Y es que las bitácoras son (también) para el verano. No entiendo que la gente pueda abandonar sus bitácoras en épocas estivales como se abandona a los perros para irse de vacaciones o como quien se quita un traje de invierno y lo deja colgado hasta los próximos fríos. Lo siento, pero las bitácoras son un vicio, y hay que cumplir con todos sus ritos y sus exigencias.

Precisamente, si algo bueno tienen los blogs es que puedes escribir y enviar tus mensajes estés donde estés. No me puedo creer que la gente esté tan ocupada en verano que no pueda meterse en un cibercafé a mandarnos un saludo y un comentario de, por ejemplo, el gazpacho que se está tomando ahora en un restaurante andaluz o del fish and chips que se acaba de jalar en un puesto londinense. ¿Y qué me decís de las fotos que algunos blogueros han sacado hoy en Venecia, en París o en Trujillo? ¿No pueden publicarlas en sus bitácoras con una pequeña anotación que nos haga comprender lo bien que se lo están pasando y, de paso, podamos aprender algo de esas maravillosas ciudades? ¿Es que los profesores y los blogueros dejan de serlo en verano? Hay que descansar en verano, sí, pero qué mejor descanso que soltar tus inquietudes, ideas, experiencias y demás coágulos mentales en una simple bitácora que los va a transmitir a todo el ciberespacio.

Pensaréis que puede ser muy aburrido leer todas las historias que nos cuenten y ver todas las fotos de viajes, como ocurre en el mundo real cuando terminan las vacaciones. Pero es que en estos casos, cuando te encuentras de nuevo a los amigos o colegas, no puedes zafarte de ellos y de su amplia sonrisa de satisfacción; en cambio, las bitácoras puedes escogerlas; nadie te obliga a leer y a ver todo lo que escribimos y mostramos. Aunque, pensándolo bien, como ya todo el mundo tiene bitácoras, a lo mejor al final de vacaciones la gente coloca en ellas todas sus fotos y quedas mal si no visitas las de tus amigos y les pones un comentario. En fin, que todo tiene sus inconvenientes. Pero nadie me negará que ahora en verano se pueden hacer muchas cosas con las bitácoras entre baño y baño en la playa, entre tapa y tapa en los bares, entre libro y libro en la hamaca, entre ligue y ligue en la piscina. O también entre una entrada y otra de tu bitácora.

Texto de Alejandro Valero - 06.07.05

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