Internet para lo bueno y para lo malo

Niño con ordenador. Foto del CNICE En estos últimos días he visto en los informativos de televisión dos noticias sobre internet. La primera era que en internet se encuentra todo tipo de delitos relacionados con las drogas, y la segunda, que los adolescentes pasan demasiado tiempo con el ordenador, sobre todo enganchados en programas de mensajería, y ello les lleva al aislamiento de sus familias. Si a esto unimos otras noticias relativas al aumento del phishing y la pedofilia, o incluso al riesgo de perder el trabajo si tienes un blog, el panorama que se nos presenta de la Red no resulta muy halagüeño. No me extraña que mucha gente se asuste cuando se habla de internet y de que tenga reparos a la hora de permitir que sus hijos naveguen por semejante antro. Pero lo que no saben estas personas bienintencionadas es que en internet sus hijos se están jugando el futuro, según un informe sociológico recién publicado.

A diferencia de internet, la cultura libresca, por ejemplo, tiene mejor reputación. Cuando se habla de libros en cualquier medio de comunicación siempre se destacan sus características positivas, y me alegro de ello. Pero también hay que recordar otras épocas no tan lejanas en que los libros tenían sus peligros, y se prohibía su lectura por los motivos más peregrinos. Entonces había personas bienpensantes para quienes la sola mención de la lectura de libros les parecía casi un pecado. Esto no es broma, y los que tenemos cierta edad (no mucha tampoco) aún lo recordamos con humor.

Es lógico que después de estos dos ejemplos, se llegue a la conclusión de que lo que pasa ahora con internet es parecido a lo que pasaba hace años con los libros. No en vano se dice que estamos en la Edad Media de internet, y aunque eso se diga en cuanto al desarrollo técnico, también se podría decir respecto a la visión que el gran público tiene de la Red. ¿Llegará una época en que sea de buena reputación tener publicado un blog como ahora es tener publicado un libro, sea de lo que sea, y por muy malo que sea? ¿Desearán las madres anticuadas que sus hijas se casen con blogueros? El tiempo lo dirá, y sólo espero que en un futuro no muy lejano los que trabajen en internet no tengan que cargar con el fardo del deshonor y la sospecha.

Pero me quedo ahora con la noticia de que los adolescentes hacen cosas raras cuando se encierran en sus cuartos con los ordenadores, que es lo que al fin y al cabo filtran las mentes de los telespectadores después de haber oído a medias la noticia mientras están comiendo o realizando otras tareas rutinarias. Hace unos meses, me hice eco en un artículo de esta bitácora, “Los adolescentes okupan internet”, de una encuesta realizada entre jóvenes estadounidenses que concluía con una visión bastante positiva de la actividad que este grupo de población realiza con las nuevas tecnologías. Con mi propia versión, decía.

Y lo sorprendente de este auge es que los jóvenes no se limitan a hablar por el móvil o comunicarse mediante programas de mensajería, sino que muchos realizan contenidos creativos que difunden por la Red, y aún tienen tiempo para ocuparse de sus relaciones personales en el mundo real.

Informe messenger Mientras escribía este artículo he conocido un informe sociológico titulado “Jóvenes y cultura messenger. Tecnología de la información y la Comunicación en la sociedad interactiva” (PDF 1 MB), publicado en EducaMadrid y que anuncia la revista digital de esta institución con el significativo título de “Las nuevas tecnologías crean brechas educativas, generacionales e ideológicas entre los propios jóvenes”. Este informe de más de 200 páginas, del que sólo he tenido tiempo de leer la conclusión, tiene muy buena pinta y profundiza mucho sobre el tema en cuestión. Además, parece que la investigación destaca tanto los aspectos positivos como los negativos en cuanto a la relación de los jóvenes con las nuevas tecnologías.

Quizá más adelante tenga tiempo para analizarlo en profundidad, pero ahora quiero centrarme en el propósito de este artículo, que todavía no he desvelado en su totalidad, y para el que me voy a apoyar en dos fragmentos del estudio que publica EducaMadrid:

La construcción fuertemente asentada de juventud tecnologizada, propensa al desarrollo de relaciones y destrezas tecnológicas, suele venir acompañada de explicaciones que presuponen diferencias intergeneracionales respecto al uso y conocimiento de las TIC. Junto con las lagunas ?formativas? identificadas anteriormente, este tipo de entramados abonan el terreno para que las multinacionales tomen las riendas del cuidado y formación de los más jóvenes ante la situación de ?descoloque? de unos padres posicionados (por el discurso hegemónico del que participan las construcciones señaladas) como ajenos a un mundo tecnológico que observan desde el otro lado de una asumida brecha generacional, la ?confusión? manifiesta de docentes acerca del uso social de las TIC en el aula, y la de unos gobiernos estatales y autonómicos incapaces de hacerse con las riendas del desarrollo y educación en la sociedad de la información más allá de los intereses y fluctuaciones del mercado global de las TIC.

Este texto resume muy bien la situación actual de las nuevas tecnologías en España, y sugiere la intervención de las autoridades educativas para que el uso de estas herramientas se enseñe adecuadamente en los centros educativos y no propicie una confusión que sea perjudicial para la formación de los jóvenes. Y es aquí donde yo quería llegar para hacer ver que el papel de los docentes en materia de nuevas tecnologías es fundamental si queremos tener una sociedad bien estructurada que no posea déficits tecnológicos y culturales. En este sentido, las leyes educativas tendrán que incorporar el uso de estas herramientas si no queremos llegar a la situación que el informe define de esta manera:

En todos los casos se acepta que la tecnología propicia brechas sociales de nuevo cuño, que procuran nuevas situaciones de diferenciación en torno a lo que podemos interpretar como analfabetismo funcional: si no te desenvuelves adecuadamente con las TIC, no estarás integrado en los actuales procesos de socialización, integración, movilidad social. Brechas que no sólo tendrán que ver con el capital tecnológico, pues resulta igualmente relevante el capital cultural que propicie los conocimientos, la predisposición y el interés frente a nuevos procesos de desarrollo, comunicación e información. Por ello es tan importante la educación en general, no sólo la alfabetización digital, y por ello las brechas se acrecientan ante situaciones de desequilibrios formativos y curriculares.

No se puede ser más claro y más explícito. Internet puede tener su lado oscuro, como todo en la vida, pero sería un error imperdonable no darse cuenta de la situación que nos espera en el futuro si no intentamos dominar el medio y hacerlo nuestro aliado en vez de nuestro enemigo. Muchos jóvenes ya han conseguido familiarizarse con internet y las nuevas tecnologías, pero tenemos que conseguir que ese privilegio no sea el de unos cuantos, por muy mayoría que sean, y debemos enseñarles a utilizar todos estos nuevos medios en su propio beneficio educativo. No hacerlo supondría abrir una nueva brecha por donde se hundiría toda la sociedad.

Enlaces de interés:

Texto de Alejandro Valero - 21.07.06

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